En la anterior entrada pudimos ver a nuestro idolatrado Paddy O’Brian dándole salami a Tate Ryder; que mejor ocasión que esta que aprovechar esta situación para escribir una entrada dedicada a este particular chavalote.
Tate es un mancebo que nació en un pequeño pueblo recóndito del desierto australiano. Por lo visto siempre se había sentido atraído tanto por hombres como por mujeres, pero cierto día, siendo bastante jovencito, tuvo su primera experiencia sexual con otro varón, y ya se sabe... no sabemos lo que tiene, que el que lo prueba no vuelve.
Comenzó su carrera como bailarín, pero una lesión le obligó a retirarse de este mundo, lo cual le llevo a reconvertirse en entrenador personal, y es entonces cuando, trabajando en Melbourne, lo descubre la productora BentleyRace, hacia 2010; el cómo hacen dichos descubrimientos las empresas que se dedican a estos menesteres sigue siendo una incógnita para mí, salvo en casos evidentes como castings, videos amateurs o strippers... ¿van preguntando por la calle?
Desde entonces su carrera en el porno ha sido meteórica, compaginándola con otra de sus grandes pasiones: el surf (como buen australiano), trasladándose a las grandes capitales de esta industria, grabando cientos de videos y convirtiéndose en una de sus estrellas más inconfundibles.
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