Hugo, Hugo... ayyyy Hugo...!!!
Aqui tenemos a otro jovencito franco-canadiense hombretón de Montreal, esta vez estudiante de derecho, que olvida por una tarde sus clases en la Universidad y sus libros para ponerse a fregar los platos. Pero... ¡¡¡que caprichoso es el destino!!! que quiere que impresiblemente nuestro chico se moje accidentalmente la camiseta y tenga que quitarsela para no resfriarse; y que mejor oportunidad que aprovechar la ocasión para sentarse sobre la encimera de la cocina, hacer un pequeño descanso y disfrutar del momento, despojandose de sus vestiduras y hacerse un buen pajote.
Gracias a tan azarosos caprichos del destino podemos disfrutar de su musculado y cincelado cuerpo de abogado en ciernes, y de otra herramienta indispensable en su profesión, un impresionante rabo de 20 cm. ¿Quien ha dicho que un buien letrado no haya de tenerla grande y gorda?
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