Vamos... duelo de pollas y de culos abiertos como la boca del metro; y es que la siguiente entrega de "ojetes y ciruelos de ayer y hoy" no tiene desperdicio alguno.
Lo prometido es deuda y si hace algunos días pudimos ver, agasajarnos vista y mente, menearnos la sardina... con uno de los latinazos más potentes que ha dado la madre naturaleza al lúbrico e incestuoso mundo de internet... hoy podemos disfrutar del mismo bigardo (y no jugando al parchís precisamente) con un compatriota suyo. Un compatriota que puede que no sea tan guapo como el, pero que no tiene nada que envidiar en cuestión de verga.
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